Cartografías de la consciencia 3.
Por: Javier Orlando Muñoz Bastidas.
¿Cuál es la diferencia entre técnica y ciencia? ¿Cuál es el impacto de éstas para una nueva concepción de individualidad? ¿Cuál es la importancia de preguntar por la ciencia y la técnica? Desde Heidegger podemos comprender el alcance fundamental que pueden tener estas preguntas. Es especial porque al filósofo alemán le interesa preguntar por la “esencia” de la técnica y de la ciencia. ¿Por qué? Porque preguntar por la esencia permite comprender su impacto en el desarrollo histórico de la consciencia del Ser en sí.
Pero antes, es fundamental hacer un breve paréntesis filosófico: Hegel planteó la evolución dialéctica de la conciencia (sin “s” intermedia), en el que, a partir de un movimiento que va del planteamiento de una tesis y de una antítesis, se busca una síntesis. Así, por ejemplo: el momento de la conciencia es la síntesis del momento objetivo y subjetivo, pero, a su vez, la conciencia es la tesis de la autoconciencia que es la antítesis, que tiene como finalidad la Razón como síntesis absoluta de la conciencia.
Lo anterior es importante, porque Hegel afirma que la gran síntesis de la Razón aún no acontece. Y Heidegger plantea algo similar, cuando afirma que la pregunta plena por el Ser todavía no ha sido posible. La historia de la filosofía se ha preguntado por el Ser, pero hasta ahora la pregunta no se ha hecho de verdad, es decir: de una forma que la pregunta “devele” la esencia misma del Ser.
¿Cómo puede una pregunta develar la esencia de lo preguntado? La respuesta es que siempre se pueda ir más allá de las condiciones contingentes de quien pregunta. Digámoslo más claro: una pregunta plena y verdadera por el Ser en sí, no se puede hacer desde las condiciones particulares de un ser-ahí (Dasein). Por eso Heidegger diferencia entre una pregunta ontológica y una óntica por el Ser. La pregunta ontológica consiste en preguntar por el Ser desde las características y particularidades de un ser-ahí, como el individuo. La pregunta óntica consiste en preguntar por el Ser en sí mismo, independientemente de cualquier particularidad. Pero, ¿es esto último posible? La respuesta es que sí, siempre que se pueda ir más allá de sí mismo.
Pero ir más allá de sí mismo y hacer la pregunta plena por el Ser, es imposible. ¿Entonces? La respuesta está en la experiencia poética. El poeta es el que puede tener una “vivencia” única y original con el Ser, y la expresa en la obra de arte. La poesía es una vivencia irrepetible con el Ser. Entonces, Heidegger pasó de una pregunta por el Ser, a una vivencia plena con el Ser.
Lo anterior no niega la pregunta por la esencia de la técnica y la ciencia, porque, aunque estas no pretenden la vivencia con el Ser, sí permiten comprender al individuo como un instrumento (técnica) de expresión de las fuerzas de lo real, y como aquel que puede comprender (ciencia) dichas fuerzas. Tal vez la pregunta óntica por el Ser, sea posible en la transformación integral del individuo. ¿Cómo transformar el Dasein en una fuerza esencial, en una fuerza que apropie en sí a la verdad (alétheia)?
La pregunta por la técnica, consiste en preguntar por la esencia de la técnica. Preguntar por la técnica, no es preguntar para qué sirve, ni cuál es su función, sino en develar la verdad que está implícita en la técnica misma. Afirmar que la técnica consiste en un “hacer”, no expresa la verdad que ese hacer implica. ¿Cuál verdad? La verdad de que al “hacer” le falta comprender la “causa”. Lo importante no es comprender qué es la técnica, sino por qué la técnica es constitutiva de lo humano y del individuo.
La importancia de preguntar por la técnica no está en comprender la acción, sino en la necesidad fundamental de la acción, es decir: en comprender a lo humano y al individuo como aquello que debe “hacerse”. El individuo es técnico porque debe crearse a sí mismo. Pero no crearse a sí mismo de cualquier modo, sino que debe crearse a sí como un Ser esencial. La individualidad como singularidad. Algo que la filosofía aún no ha comprendido, pero que debe comprender.
La esencia de la técnica consiste, entonces, en hacer posible la emergencia de la verdad (alétheia). Esa es la característica fundamental de la técnica: ser un instrumento para que la verdad emerja y se exprese en plenitud. Pero, ¿qué es la verdad? ¿y por qué necesita un instrumento adecuado para expresarse?
Desde Heidegger podemos afirmar que la verdad consiste en el desocultamiento y en la expresión de las fuerzas implícitas de lo real. Lo anterior tiene varios elementos complejos: 1. Que lo real está oculto, 2. Que se lo puede develar, 3. Que lo real está definido como “fuerzas”, 4. Que esas fuerzas no sólo hay que comprenderlas, sino también expresarlas, 5. Que el ser humano en general y el individuo en particular son los instrumentos mediante los cuales se expresan las fuerzas de lo real.
El punto es que para expresar las fuerzas de lo real, es necesario comprenderlas. Por eso es que la pregunta por la esencia de la técnica, implica la pregunta por la esencia de la “ciencia”.
¿Cuál es la definición de ciencia? La ciencia es la teoría de lo real. ¿Qué es una teoría? Desde Heidegger se puede definir a la teoría como lo que: contempla, comprende y evidencia las fuerzas que constituyen lo real. La teoría, como “contemplación” de lo real, quiere decir asumir a las fuerzas como lo que constituyen lo real como potencia de transformación. Quien contempla las fuerzas es la inteligencia o el logos, por eso esas fuerzas de lo real son fuerzas “ideales”, es decir: fuerzas que hacen posible toda forma de realidad. Lo real es una posibilidad absoluta de creación de sentidos, a partir de la expresión de las fuerzas. Por eso la teoría, como “comprensión” de lo real, consiste en tomar consciencia (esta sí con “s”) que lo real es una posibilidad de transformación y creación. Y la teoría, como “evidencia” de las fuerzas, consiste en comprender que, aunque lo real es lo que se oculta, también es lo que se puede expresar, en la medida en que se lo comprenda, y se tenga la posibilidad “técnica” de hacerlo.
El individuo es aquel que puede y debe comprender y expresar las fuerzas implícitas de lo real. Pero, ¿por qué y para qué? Porque hacerlo es lo que constituye la esencia de lo humano y de la individualidad, además en la expresión de las fuerzas el individuo puede abrir y desplegar una consciencia de sí. Pero el problema o la pregunta fundamental es: qué tipo de individuo se requiere, para que la comprensión de lo real sea óptima, y para que la expresión de las fuerzas sea adecuada. ¿El individuo habitual tiene esa doble posibilidad de comprender lo real y de expresar sus fuerzas? ¿Es necesario un nuevo individuo, que sea el instrumento adecuado de la expresión integral de las fuerzas de lo real? El punto intenso es que expresar las fuerzas de lo real, no es una acción pasiva, sino que es una acción creadora. Es decir: al expresar las fuerzas, se la re-crea en una nueva forma. ¿Cuál es esa forma? La forma del sentido del Ser.
Lo importante es lo siguiente: 1. Que las fuerzas de lo real son infinitas, 2. Que se pueden expresar, siempre que haya un instrumento adecuado, 3. Que el individuo es un instrumento adecuado para la expresión de las fuerzas, pero no cualquier individuo, sino el individuo que ha creado una consciencia de sí, 4. Que esa consciencia de sí es posible, en la comprensión teórica de las fuerzas de lo real mismo. El único problema es que todavía no existen esos “individuos”. ¿La individualidad es posible, en la creación de una consciencia superior de sí?
Referencia.
Heidegger, Matín (1997). Filosofía, ciencia y técnica, Editorial Universitaria, S.A.
Comentarios
Publicar un comentario